Crónicas de Españistán (II)

Ha pasado prácticamente un mes y medio desde mi llegada a España. Como ya comenté en su momento, veo el país muy subdesarrollado y los hechos a los que me tengo que enfrentar cada día no hacen más que confirmar esta situación.

Pasando un poco de la situación política general, voy a bajar un poco al nivel que afecta a los ciudadanos de a pie.

Con mi vuelta he tenido que hacer varios trámites o situaciones que parecen de lo más corrientes: abrir una cuenta del banco, obtener un número de móvil, darme de alta en el médico..

En cualquier país desarrollado del mundo no llevarían más de 20-30 minutos en solucionarse.

Pero estamos en España, país donde la burocracia, la lentitud y la inoperabilidad son señas de identidad permanentes, tanto de las instituciones públicas como de las empresas privadas.

En el primer caso, además tenemos 17 administraciones públicas, cada una mirando por su propio ombligo y pasando realmente de los ciudadanos. La movilidad de personas dentro del país es más complicada que dentro de la UE.

Lo primero que hice nada más llegar fue abrir una cuenta bancaria, proceso que fue muy rápido, en 20 minutos la tenía. Otra cosa ha sido recibir los accesos a Internet, tarjeta, etc.. Eso ha sucedido después de mes y medio, dos visitas a la oficina, 10€ en llamadas a un 902 y mucha paciencia..

Compañía de móvil, tenía un bonito número reservado con uno de los operadores virtuales más populares del país. Como no tienen tiendas físicas tuve que ir a una agencia de viajes a activarlo.

Bueno, me resulto curioso y poco más, lo gracioso fue cuando activé (o eso pensaba yo) mi plan de datos por la página web. Durante 2 días estuve navegando, preguntando e investigando porque mi móvil no tenía conexión 4G.

Finalmente, llamada y tras 10 minutos, amablemente me comentaron que a pesar de seleccionar un plan, éste no se activaba si no llamaba y se lo decía.

En esta zona es necesario tener un vehículo para moverse y poder desplazarse entre las distintas localidades. Es por eso que le compré el coche a un compañero que se volvía a Suecia. Bueno, sencillo fue comprar el coche, complicado está resultando hacer la transferencia y pagar el seguro.

Efectivamente, como he escrito, la compañía de seguros parece tener problemas para cobrarse el importe de la poliza, no quiero ni imaginarme si me tienen que pagar algo.

Pero resulta mucho más gracioso que tráfico (donde las dimisiones por chanchulletes) reclame que el coche no está exento de tasas y que debe tasas de años anteriores en lugares donde no ha estado.

Por lo visto, al ser el antiguo dueño extranjero intentan sacar tajada de donde sea. La solución ha sido solicitar justificantes de pagos de Marbella, demostrando que el coche estaba registrado aquí y al día de pagos.

Y para finalizar el gigante de la burocracia española, la Seguridad Social. He acudido a darme de alta al ambulatorio y.. bueno, no me han dejado. Aunque esté pagando impuestos en España no tengo aún una tarjeta sanitaria que me permita tener un médico público.

Ya estoy empadronado aquí, he solicitado el justificante que me acredita como un buen pagador de impuestos pero mi residencia para la seguridad social sigue estando en Valencia (donde me retiraron la tarjeta sanitaria por vivir fuera del país)

Y sí, mientras acudia al ambulatorio, estaba lleno de vendedores ambulantes, extranjeros, etc.. en resumen, ‘cotizadores de la seguridad social’, pidiendo hora para el médico. Como ya he dicho, más cerca del tercer mundo que de lo que solía ser España.

Si a todo eso le sumas lo frustante que puede resultar buscar y encontrar un piso en esta zona (realmente mucho peor que en Londres) llegas a la conclusión que tal vez, moverse desde allí, no es tan buena idea.

¡Marca España!

Un comentario

Javier Farinos 25 julio 2016

te has acosumbrado a lo bueno y luego pasa lo que pasa…..
Un saludo desde Essex !!!