Hemos llegado a Burgos, aunque el Camino ha sido duro. Empezamos el día lloviendo y después de desayunar salimos, la verdad es que el tiempo no acompañaba, hacia mucho aire y se ha puesto a llover por momentos. Antes de llegar a Burgos tenemos que subir el alto de la Pedraja de 1.130 m de altura, la subida ha sido bastante dura, con viento en contra y por momentos lluvia intensa. Como no hay signos de civilización cercanos decidimos seguir, mientras los camiones que pasar por la carretera nos dificultan más aún la ascensión. Bajamos y empieza a llover mucho más fuerte, con lo cuál, decidimos parar a unos 8 km de Burgos, una vez ha parado seguimos la ruta hasta Burgos.
Cuando entramos a Burgos llamo a Begoña que es de allí para que me indique donde está el albergue de la ciudad. Tenemos que ir hasta un parque donde está el albergue, situado en el parque de El Parral y a mitad del camino se pone a llover a mares, con lo cual llegamos chopados de pies a cabeza. De nuevo, un campamento del Ejercito donde nos hacen ir a dormir a una tienda. El tipo que estaba allí apuntando los nombres me raya y me dice que hace un día preguntaron por un Esteban de Valencia.
Básicamente, te apuntas en los albergues para hacer un seguimiento por si te ocurriera algo, saber cual fue el último punto del Camino donde dejaste constancia.
Nos duchamos para ir al centro y ver la catedral y otros monumentos de la ciudad, la verdad es que Burgos es una ciudad pequeño pero con mucho encanto. Lo mejor ver los patos por el río.
Cuando vamos a salir al centro de la ciudad llegan los chavales de Logroño y los cuatro chicos de Madrid y Paiporta, la lluvia les había pillado subiendo la Pedraja por el camino original, convertido en un enorme barrizal. Se pasarán la tarde limpiándose y adecentando las bicicletas.
Pasamos toda la tarde en el centro de Burgos, con Begoña y Javi, nos enseñan los sitios más destacados y a última hora tenemos que esperar al marido de mi prima que se ha perdido y ha ido a parar a la otra punta de la ciudad.
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