Dune, Parte 1

Dune, Parte 1 ha sido la excusa perfecta para volver al cine. Porque si por algo destaca la última película de Denis Villeneuve es porque es uno de esos metrajes que pierde su encanto si no se disfruta en pantalla grande.

Está claro que la ambientación, los efectos, la música (con un Hans Zimmer que ya no sorprende demasiado) han sido preparados para las salas de cine, por mucho que Warner pretenda estrenarla lo antes posible en HBO.

El problema es que Dune, Parte 1 no pasa de eso, de ser un espectáculo visual y contar con una ambientación excepcional.

Está claro que Dune es una obra maldita a la hora de ser adaptada al cine (e incluso a la televisión con esa extraña serie del año 2000)

A eso se suma que la última producción de Villeneuve fue un fracaso y dañó otro clásico, como es Blade Runner. Parece que no han querido arriesgar mucho con Dune, Parte 1.

Habrá que esperar a la Parte 2 para ver si se adentra en profundidad en la obra Herbert. Una obra, que siendo origen del actual concepto de ciencia ficción espacial cinematográfico, ha resultado imposible de adaptar.

Memorable fue el intento, a mediados de los 70, de Alejandro Jodorowsky que habría contado en su reparto con Salvador Dalí, Orson Welles o Mick Jagger.

Después de la llegada de 2001: Una odisea en el espacio, Star Trek y sobretodo Star Wars, parecía que Dune, fuente de inspiración de todas ellas, tendría su lugar.

La adaptación de David Lynch en los 80 no supo aprovechar ese fenómeno, siendo además tachada como antagónica a todo lo que representaba el popular universo creado por Lucas.

Y este nuevo intento.. bueno, como ya he dicho, es un bonito prólogo, pero no ha profundizado en nada y quitando la estética, tampoco vislumbra grandes sorpresas.

Dune, Parte 1 es una película que, a nivel argumental, no sorprende, desde un primer momento intuyes qué va a pasar.

Aún así, dentro del despropósito narrativo, destacan las interpretaciones de Rebecca Ferguson y Timothée Chalamet, que representan a dos de los protagonistas con gran acierto.

Dicho todo ésto, me he quedado con ganas de leer la obra original de Herbert. Lanzado en 1965 incluía mucha crítica en el contexto de la época (Guerra fría, Vietnam, etc.. )

Después de todo, pertenezco a esa generación que conoció Dune por el estupendo videojuego desarrollado por Westwood Studios en 1992 y que supuso el nacimiento de los RTS.

¿No lo conocéis? Pues podéis jugarlo desde aquí directamente en vuestro navegador.

Y la película, bueno, se avecinan buenas películas que pueden servir como excusa para ir al cine, pero como ya he comentado, vale la pena verla en pantalla grande.