La colina de las amapolas

La colina de las amapolas es la segunda película que Gorō Miyazaki dirigió para Studio Ghibli en el año 2011. Está basada en el manga Desde el monte de amapolas de Tetsurō Sayama y Chizuru Takahashi.

Argumento

Esta segunda historia del hijo de Miyazaki nos traslada a Japón un año antes de las olimpiadas de 1964.

Frente a las continuas reformas que se acometen en la ciudad de Tokio, un edificio que aloja diversas asociaciones estudiantiles corre peligro de ser demolida.

En ese contexto se conocen dos jóvenes, Umi y Shun Kazama. Umi mantiene a su familia regentando una pensión. Ella se encarga además de cuidar de sus dos hermanos y su abuela.

Por su parte, Kazama es un joven miembro del club de periodismo.

Cuando se conocen, surge una especie de conexión y una fuerte amistad que puede complicarse cuando Kazama empieza a investigar sobre su pasado.

Afortunadamente, uniendo esfuerzos, ambos, conseguirán convivir con el turbio pasado, las dificultades del presente y el futuro esperanzador.

No hay que olvidar, que a mediados de los 60, Japón estaba finalizando su recuperación tras la derrota en la IIGM.

Producción

En cuanto al proceso de producción, siguió los cauces clásicos en Studio Ghibli. Hayao Miyazaki se encargó de supervisar todo el proyecto, ayudando a Keiko Niwa  en el guión.

Mientras Toshio Suzuki, como es habitual, es el productor de  La colina de las amapolas.

Satoshi Takebe se encarga de la banda sonora que cuenta con la voz de la cantante Aoi Teshima para el tema principal.

Una producción 100% Ghibli que puede enmarcarse en el mismo período que Arrietty y el mundo de los diminutos, siendo una película correcta no aporta ninguna novedad ni sorprende por ningún aspecto.

Aún así, esta película sirvió para afianzar la posición del hijo de Miyazaki en Studio Ghibli, garantizando su continuidad en el futuro.

La colina de las amapolas puede verse en Netflix.