Marca España: consulado de Londres

Cumpliendo con un nuevo paso y trámite en este caso para completar la vuelta a España, el pasado lunes tenía cita en el consulado de España en Londres.

Había solicitado la cita a mediados de marzo y como otras veces, esperaba que todo fuera rápido, sencillo y amable. Más que nada porque estar con el niño mucho tiempo en el sótano que es la sala de espera del consulado no es muy agradable.

He de decir, antes de continuar, que he utilizado los servicios consulares para múltiples trámites: desde registrar a mi hijo y solicitar el libro de familia hasta tener una cita con el consul para que actuará como notario y firmar un documento.

Nunca he tenido ningún problema, me han atendido de forma muy correcta y amable y me han explicado todos los trámites y pasos a realizar para evitar acudir al consulado sin toda la documentación necesaria.

Lamentablemente, mi última experiencia se va a ir al cajón de los desastres y despropósitos gracias a la incompetencia del funcionario que estaba este lunes cuando llegamos en la recepción del edificio.

Uno de los puntos importantes nada más llegar al consulado y preguntar para que te den el turno correspondiente a tu trámite es el cartel que indica que no se debe faltar al respeto a los funcionarios que allí trabajan.

Tampoco voy a ocultar que el sistema de citas es un poco chapucero y bastante arcaico, sobretodo cuando algunos trámites como solicitar la baja consular que es para lo que acudí, se podrían hacer directamente on-line.

Volviendo a la situación esperpéntica que viví el lunes, llegué y solicité mi número. Se me entregó el número 212 (orden de cola 1) para Altas y bajas. Cuando bajé abajo, veo que los contadores avanzan en otros trámites, pero no en el de altas y bajas que permanece inamovible.

Para hacer más graciosa aún la situación, otra de las filas está justo con el número 213 en el momento en el que me siento en una de las sillas y junto a esa silla está el número 212 correspondiente a ese trámite (creo recordar que era Pasaportes)

Tras esperar 40 minutos a la hora de mi cita (los retrasos a veces suceden) me levanto a preguntar si en algún momento se van a activar los turnos de Altas y bajas porque tengo el número 212, la respuesta fue bastante mosqueante: ese número ya se ha pasado, no ves que esta el turno en el 232.

Perdón, pero el turno que estaba en el 232 era el de Pasaportes y el 212 de Pasaportes puede verse tirado encima de esa silla que está en la segunda fila. La segunda respuesta es mucho mejor, sube a la recepción y que te aclaren porque te han dado ese turno (¿40 minutos después?)

En recepción la respuesta es 100% Marca España: mira te equivocaste al pedir cita y te tienes que ir a tu casa, vuelve otro día. Perdón, pero aunque me hubiera equivocado, al menos me deberían haber llamado, para eso pedí cita y me dieron un turno que nunca ha pasado.

Al final, uno de los funcionarios se ha molestado en atenderme, ha comprobado que mi cita y el trámite que quería hacer eran totalmente correctos y tras más de una hora esperando he podido obtener mi certificado de baja que les ha llevado poco más de cinco minutos imprimir.

Como me está diciendo mucha gente: ¡Bienvenido a Españistán!