Lisboa

Después de visitar las playas y acantilados del Algarve llegaba el momento de poner rumbo al norte para visitar Lisboa, la capital de Portugal.

La llegada a la ciudad no puede ser más espectacular, o pasas por el puente 25 de Abril que es una copia del Golden State de San Francisco o por el nuevo y largo Vasco da Gama que te introduce por la parte oeste de la ciudad pasando por el Parque de las Naciones, donde se celebró la Expo’98.

En el Parque de las Naciones, además de espectaculares edificios como la Torre Vasco da Gama (es un héroe nacional como puede comprobarse) y jardines para pasear se encuentra el acuario de Lisboa, elegido como el mejor del mundo por delante de L’Oceanogràfic de Valencia.

Afortunadamente, el alojamiento se encontraba mucho más céntrico, en uno de los extremos del famoso y popular barrio de Alfama.

Un sitio ideal para moverse hacia el centro de la ciudad y cerca de una estación de metro y tren.

El sistema de transporte en Lisboa es muy sencillo y eficiente, siempre que no vaya por la superficie (los tranvías y autobuses están saturados por el tráfico)

Para moverse por Lisboa, recomiendo comprar una tarjeta de transporte recargable, vale 50 céntimos y se puede ir poniendo dinero conforme se gasta, sirve tanto para los metros, autobuses, tranvías y trenes de cercanías, en general el transporte es bastante barato e incluso servicios como Uber ofrecen viajes por precios muy bajos (menos de 10 euros)

Alfama

Alfama son una sucesión de callejuelas, algunas simples escaleras, hacia arriba, abajo, con patios, con ropa tendida en las calles, con puertas abiertas, con vecinos sentados a las puertas de sus casas, con niños corriendo.. y todo eso regado con los cantos de los fados que salen de los bares de las dos o tres calles más turísticas.

Alfama está coronado por el Castillo de San Jorge, es interesante recorrer toda esta parte más abierta de la zona en tranvía.

Aquí es donde todo el mundo quiere utilizar la línea 28, así que hay que esperar cola o bien tomar cualquier otra línea, como la 12 que es la que utilicé para evitarme las largas esperas.

Los tranvías son circulares, así que te dejarán en el mismo lugar donde te subiste.

Otro punto interesante de esta zona son los miradores, hay multitud y las vistas hacía la ciudad y el río Tajo son espectaculares, sobretodo al atardecer. En los miradores suele haber terrazas o músicos callejeros, así que la panorámica va a estar más que ambientada.

Llegando a a la parte baja de la ciudad se encuentra la Catedral de Lisboa, que queda totalmente incrustada en las estrechas calles del barrio. Debido al terremoto de 1755, muy pocas iglesias quedaron en pie, aunque la catedral sufrió daños, pudo ser restaurada y mantiene un interesante patrimonio arqueológico en su claustro.

Durante los días que estuve en Lisboa eran las fiestas de Alfama, con conciertos y actuaciones en la calle, pero tiene otros eventos interesantes como el rastro que se organiza los sábados en los alrededores del Panteón Nacional, un majestuoso edificio donde están enterradas las grandes personalidades del país.

La Baixa

La parte céntrica de Lisboa es conocida como La Baixa y fue totalmente reconstruida después del terremoto que sufrió la ciudad. Para ello, se eligió una distribución en cuadricula con grandes plazas en los extremos.

Uno de los puntos de inicio para recorrer la zona baja de Lisboa puede ser la Plaza del Comercio, punto de llegada de los barcos, con espectaculares vistas sobre el río Tajo. Recorriendo algunas de las calles de la cuadricula que se dirigen hacia el norte se llega a las grandes plazas de la zona baja.

Justo antes de llegar a la Praça de Rossio se encuentra el Elevador de Santa Justa, con un estilo similar a la Torre Eiffel de París y que permite subir a la parte alta de la ciudad rápidamente, aunque las largas colas pueden echar para atrás a más de uno (sí, en Lisboa hay turistas en todas partes)

Cerca de la Praça de Rossio hay varios puntos de interés, además de edificios importantes como el Teatro Nacional o la estación de Lisboa-Rossio (donde se coge el tren a Sintra) está la Praça dos Restauradores, donde comienza la Avenida da Liberdade.

Por el otro lado se llega a la Praça da Figueira, cuando la visité había un interesante mercado gastronómico, con quesos, embutidos y otros alimentos típicos de Portugal. En este lugar inicia su recorrido el tranvía número 12, subiendo hacia el Castillo de San Jorge.

A pocos metros de Praça da Figueira se encuentra otra importante zona de asueto para los lisboetas, la Praça Martim Moniz. Aquí se suele celebrar el Mercado de Fusão, con puestos callejeros de comida y terrazas con música en directo.

Además la Praça Martim Moniz es una especie de Chinatown, hay que recordar que Macao fue colonia portuguesa hasta 1999 y en esta plaza se pueden encontrar todo tipo de bazares y tiendas regentadas por familias de origen asiático (hay incluso un centro comercial subterráneo en la parada del metro)

Chiado y Bairro Alto

El acceso al barrio alto de Lisboa puede hacerse por diversos puntos, bien por las escaleras que hay al lado de la estación de Lisboa-Rossio, el Elevador de Santa Justa o accediendo directamente desde la zona baja de la ciudad, partiendo desde el Mercado da Ribeira.

Si se eligen las primeras opciones se llega a la zona conocida como Chiado. Se trata de la zona bohemia de Lisboa, plagada de cafés y terrazas donde tomar algo. Tal vez la zona más espectacular de este área sea el entorno del Convento del Carmen.

El convento en sí es un edificio gótico en ruinas, parcialmente destruido por el terremoto de 1755 y que aloja en su interior un museo. Además, a su entrada se encuentra la plaza Chafariz do Carmo, rodeada de los típicos edificios con portadas de azulejos que abundan por la zona.

El Bairro Alto es algo más popular, aunque también está poblado de bares y cafeterías donde la gente hace vida en la calle. Sus empinadas cuestas desembocan en la zona de la Ribeira donde hay multitud de locales de copas con música en directo.

Otro punto importante de Lisboa es que tiene una vida nocturna muy interesante. La mayoría de locales, tanto clubs como terrazas y bares, se suelen situar en la zona cercana al río Tajo.

Belém

Sin lugar a dudas, el monumento más conocido de Portugal y también el más visitado, es el Monasterio de los Jerónimos que se encuentra en la zona de Belém.

Belém es la zona noble de la ciudad de Lisboa, donde se establecieron en primer lugar las clases altas y donde, el propio rey, tenía su palacio de descanso. El Palácio de Belém es ahora la residencia oficial del presidente de la República.

La llegada a la zona no puede ser más espectacular, jardines, parques, museos.. antes de llegar al Monasterio de los Jerónimos se pasa por la famosa pastelería Pasteis de Belém. Es el único sitio donde venden los pasteles originales, porque según parece, son los únicos que conocen la receta original.

Cuenta la leyenda, que después de la amortización portuguesa y la expulsión de los monjes del monasterio, alguno de ellos acabó de pastelero en este local y les transfirió la receta original para hacer el famoso dulce. Todo sea dicho, están muy buenos.

Para probarlos hay dos opciones, o esperas la cola (que siempre suele haber) o entras, te sientas, pides algo para tomar e incluso puedes pedir para llevar, con lo cual la espera, al menos, la haces sentado y con recompensa.

El Monasterio de los Jerónimos, como ya he comentado, es uno de los monumentos más espectaculares del mundo. Este edificio es la culminación del estilo manuelino (la versión portuguesa del plateresco español) y contiene multitud de detalles y símbolos recurrentes representativos de la cultura portuguesa.

Una mención importante en este punto, los portugueses están orgullosos de haber sido descubridores y conquistadores de gran parte del mundo, no se arrepienten ni ocultan su Historia, a pesar de haber tenido puntos negativos (como todos los Imperios)

Los símbolos del estilo manuelino son la esfera armilar, la Cruz de la Orden de Cristo (de la cual era cabeza el Rey de Portugal) elementos mitológicos, animales y vegetales que se encontraban en los viajes y también mucha simbología marinera, como nudos y representaciones de barcos.

Encontrar todas las referencias en el Monasterio de los Jerónimos llevaría mucho tiempo, porque puedo asegurar que está plagado.

Volviendo al edificio en sí, está dividido en dos partes. La zona visitable que se compone de la iglesia y el claustro y el resto del edificio aloja el Museo Nacional de Arqueología y el Museo de la Marina.

La iglesia es espectacular, sus cúpulas enlazadas hacen que se sustente únicamente con seis columnas. Además es mausoleo de varios reyes e infantes y tiene las tumbas de dos de los más grandes personajes de Portugal: Vasco da Gama y el poeta Luís de Camões.

El claustro en sí es la máxima representación de la decoración manuelina, está ampliamente decorado con motivos manuelinos (letra M, esfera armilar, cabos marineros, temas religiosos, hornacinas, medallones..) en las reformas posteriores se añadieron también formas naturales y animales.

Desde el claustro se accede al coro de la iglesia, donde se encuentra la sillería original del siglo XVI.

Para acceder al Padrão dos Descobrimentos desde el Monasterio de los Jerónimos hay que atravesar el Jardim da Praça do Império con una espectacular fuente central. Toda este área fue construida en tiempos de la dictadura portuguesa para resaltar el nacionalismo portugués y su pasado imperial.

Por último, siguiendo la ribera del Tajo, se llega a la famosa Torre de Belém, quizás uno de los monumentos más conocidos de la capital portuguesa. La Torre de Belém formó parte de la estructura defensiva de la ciudad, aunque tuvo un uso muy limitado.

La estructura defensiva de la entrada del Tajo se movió rápidamente hacia el exterior, con el Forte de São Lourenço da Cabeça Seca situado en un islote en medio de la desembocadura y las tres fortalezas situadas en la orilla norte del río.

Sobre Lisboa, únicamente decir, que volveré, me ha encantado la ciudad y la gente, la gente de Lisboa es muy amable, a pesar de ser una ciudad que tiene algunas zonas saturadas por los turistas.

Aún me queda contar mi visita a Sintra, una ciudad donde hay multitud de palacios situados en un gran entorno natural.