El barrio más antiguo de Praga lo visitamos durante dos tardes (a pesar de no ir al Barrio Judio) y tiene todo el encanto de una ciudad centroeuropea. Para empezar, la mayoría de las calles son peatonales, así que tienes que olvidarte de los coches.
Al no ser muy grande tampoco hay tranvías que lo atraviesen (si exceptuamos en las proximidades del río) Pero, comencemos nuestro recorrido.
El primer día tras bajar por Malá Strana entramos en la Ciudad Vieja a través del puente de Carlos. Este puente es precioso, puede observarse la amplitud del río, la ciudad a un lado y otro. En verano esta atestado de turistas y actuaciones de artistas callejeros y puestecillos. Afortunadamente cuando estuvimos nosotros, el frío y una fina lluvia hicieron que la afluencia de público fuera más bien escasa.
En ambas orillas del puente hay pequeños embarcaderos y canales que albergan rincones de postal. El puente de Carlos comienza y acaba con unos bellos torreones y durante todo el recorrido te ves arropado por sus más de 30 esculturas, con representaciones religiosas.
Las esculturas son replicas, las auténticas se encuentran en un museo, aún así un color oscuro les da cierto aire de antigüedad. Imagino que este proceso de degeneración se produce por las condiciones climáticas y la gran cantidad de gaviotas que hay pululando en los alrededores del puente.
El torreón que se encuentra en la parte de Malá Strana tiene su origen en el primer puente que existió, mientras que los dos que se encuentran en la parte de la Ciudad Vieja son posteriores y formaban parte de la estructura defensiva de la ciudad. Ambas estructuras tienen su origen en la época medieval.
Las callejuelas con tiendas y comercios tradicionales se suceden por toda la zona, el centro neurálgico de esta zona es la plaza donde se encuentra el ayuntamiento, múltiples palacetes y la iglesia de Týn. Todo el entorno de la plaza es bellísimo, los edificios aparecen todos adornados con sus escudos de armas, detalles en las fachadas para destacar la grandeza y popularidad de sus promotores y habitantes, etc..
La entrada desde el puente de Carlos hace que nos topemos con el ayuntamiento. Toda la zona se restauro tras la segunda guerra mundial, pero mantiene el encanto que te transporta a una ciudad medieval.
Sin duda alguna la parte más destacable del ayuntamiento es la famosa torre del reloj.
Detrás del ayuntamiento se encuentra una zona donde montan puestecillos, aunque dadas las horas en que visitamos el lugar no había mucha animación.
La iglesia de Týn es la construcción gótica más notable de Praga, en su parte posterior se encuentra una pequeña plazoleta que alberga diversos comercios artesanales y rincones con cierto encanto.
La zona interior y los márgenes del río son muy bonitos, lamentablemente no puedo poner todas las fotos en un mismo posts, así que os podéis pasar por mi galería de fotos.
En general la ciudad tiene rincones muy bonitos, la gastronomía es buena y barata y por la época del año, puedes pasear tranquilamente. Si es cierto que existen problemas de seguridad, sobretodo a nivel de pequeños hurtos, trapicheo de droga, etc.. nada a lo que no estemos acostumbrados en España, a pesar de ello, la presencia policial es mínima.