Por fin he encontrado un hueco para contar mi viaje (breve) a la capital alemana.
Los que hayáis ido leyendo el blog desde hace tiempo e incluso aquellos que me conozcan, saben de sobra que prometí que el año que acabará la carrera iría a esta ciudad.
Y parece ser que el momento había llegado.
David se ofreció para acompañarme y aunque Ximo y Rober (los dos chan de la clase de japonés) también, al final se echaron atrás.
Por eso nos marchamos los dos a tierras germanas. Personalmente, la ciudad me encanto: poquísimos coches, un servicio de transportes muy eficiente, patios interiores con árboles, parques enormes, multitud de gente por las calles o tomando algo (a todas horas) en la gran cantidad de cafés, kebabs, pizzerias o puestecillos callejeros que existen, facilidades para ir en bicicleta,.. todo aquello que espero algún día Valencia tenga, aunque no parece que los políticos que la dirigen se orienten hacia esa dirección.
Así que retomando la crónica de la visita a la ciudad donde nunca se duerme (según dicen) llegamos un viernes a mediodía. Nos costó sobre una hora llegar del aeropuerto a la pensión, que se encontraba en el barrio de Wedding.
No es un barrio céntrico, pero tiene de todo. Es un barrio muy multiétnico, más o menos como casi toda la ciudad. En sus calles los omnipresentes kebabs, puestos de comida china, tiendas de gentes del Magreb y demás.
Eso sí, algo que no encontramos fue un típico bar, pub, cantina, taberna alemanes, vamos al estilo de como nos los venden aquí, comiendo salchichas y bebiendo cerveza. Más que nada porque ellos beben cerveza en cualquier lugar.
Después dejamos las cosas en la pensión, que nos sorprendió gratamente, porque por el precio que nos costó estaba muy bien. Mi prima me recomendo ir a los hostales del centro y la verdad es que 2 meses antes ya no quedaban plazas libres. Así que fuimos a lo barato y nos encontramos con una buena habitación, duchas limpias, buena comunicación y un casero que hablaba español. Alexander había veraneado en Valencia.
Comentario aparte merece el café XXL. Era como la cafeteria de los hoteles para la pensión, pero por la noche extrañamente, mientras la gente tomaba su cerveza y charraba ponían música hardcore, de hecho hasta que no pasamos por allí a las 4 de la madrugada y vimos al DJ gritando y jadeando yo pensaba que la música provenía de alguna rave.
Continuando con el viaje, el viernes por la tarde lo aprovechamos para visitar Alexanderplatz e informarnos sobre los horarios de metros y autobuses para la vuelta. Aprovechamos y subimos a la torre que ocupa la plaza desde donde puede verse toda la ciudad.
Después nos dimos una vuelta por Mitte y Kreuzberg, buscando algún sitio animado pero eran las 8 de la tarde y al parecer todo el mundo estaba cenando. Por eso volvimos a Wedding y cenamos en una pizzeria que había al lado de la pensión. Vimos un poco la televisión y nos fuimos a domir para recuperar fuerzas.
El sábado a las 5 de la mañana ya estaba despierto, es lo que tiene que en Alemania no haya persianas en las ventanas y amanezca un poco antes que aquí. A eso de las 9 ya nos habiamos duchado y fuimos al Tiergarten, el lugar donde se celebraría el Love Parade por la tarde.
Antes de comer visitamos la puerta de Brandenburgo, la Postdamer Platz y el Checkpoint Charlie. Volvimos a Wedding, comimos por el mercadillo en un puesto de chinos y nos preparamos para ir al Love Parade.. pero eso, es otro post.
De la vuelta únicamente reseñar la cola en el aeropuerto. Por supuesto en la galería de fotos pueden verse todos esos momentos del viaje, sí, hasta la cola del aeropuerto.
Sólo algunos apuntes:
- Si vas por Berlín y quieres quedar bien, lleva un abrebotellas, la gente con su cerveza en la mano te preguntará si llevas uno.
- Comer es muy barato, sobretodo porque lo que ellos picotean en los puestos de la calle para nosotros es como una comida, es decir, comen muchísimo.
- La gente en general es muy amable, en los supermercados y tiendas al verte pérdido tienden a ayudarte y hablan un inglés entendible.
- Eso sí, olvidate de comprar botellas de agua mineral, sólo venden refrescos o cerveza. En los refrescos entra el agua con gas y la hay con sabores raros.
- Los revisores del metro van de paisano y como les da la gana, vamos yo los confundí con el típico que va pidiendo, algo que al parecer si que está permitido en el metro de allí.
- El transporte público deja bien claro eso de la efectividad alemana, no he visto nada mejor, funciona las 24 horas del día, si te pierdes busca una parada de metro.
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