Crónicas de Españistán (I)

barcas

Han pasado más de tres semanas desde mi última entrada. La verdad es que aún no he acometido mi total aclimatación a la Costa del Sol, ni a España.

Desde mi partida en 2010 hasta ahora, y aunque me gustaría ser positivo, solo veo cosas cada vez más extrañas y cuanto menos peculiares.

La verdad es que he decidido esperar hasta que pasarán las elecciones generales, para poder medir un poco el pulso del país. No quería prejuzgar las situaciones inverosimiles que me han ocurrido estas últimas semanas.. pero bueno.. aún pasa poco.

Analizar el resultado electoral no lleva a nada.. más que nada porque los intentos de aumentar la crispación, son eso, intentos y vanalidades. La gente ha elegido lo que ha considerado mejor y después de todo, estamos igual que hace seis meses.

Tampoco se trata de crear incertidumbre, para eso ya tengo a mis antiguos vecinos de las islas británicas.. menuda han liado con el Brexit y realmente no saben que hacer, otro chiste más, que en mi caso me ha perjudicado con la bajada de la libra.

Por lo demás, pido licencia para seguir peleándome con los típicos trámites que suponen cambiar de país, a saber: necesitas una cuenta bancaria para tener teléfono móvil para lo cual necesitas una cuenta bancaria.

Aunque este es aún mejor, para poder registrarte en el ambulatorio hay que estar empadronado, para estar empadronado hay que demostrar que vives de alquiler o eres propietario de una vivienda.

Lamentablemente, en verano es imposible alquilar en la Costa del Sol, así que mi nueva empresa me ha cedido una habitación en un apartamento.. en resumen, no vivo ni de alquiler ni soy propietario, con lo cual, no puedo empadronarme.

¡Bienvenido a casa!