Parece que esta vez todo ha ido más rápido, de hecho, parece que cada semana que pasa, pasen más cosas, es la vuelta a la normalidad, o la nueva normalidad o la anormalidad.
Hemos pasado de fase casi sin darnos cuenta.
Aunque aquí, en la Costa del Sol, hace tiempo que mucha gente ha guardado en el olvidó el coronavirus y los días que estuvimos en casa, con las calles vacías..
Una relajación que asusta.
Las medidas siguen patentes, sobretodo, si vas a comprar, no solo hay que utilizar la mascarilla, si no que en las tiendas siguen las limitaciones de aforo.
No deja de tener su lado irónico, teniendo en cuenta que en los bares la gente no respeta ninguna distancia o que las discotecas ya están abiertas.
Al final, resulta, que el verdadero motor económico y social es el sector del ocio.
Se pusieron en marcha antes los bares y el fútbol que los colegios. Nos define como país y sociedad.
Y es que está claro que la educación no mueve tanto dinero.. aquí estamos sin planes para la vuelta a los colegios.
El teletrabajo no es tan positivo cuando tienes a tu hijo en casa.
Afortunadamente, el mío no tiene muchas tareas que hacer, pero está claro que algunos padres deben dedicar horas y horas con sus hijos.
La famosa conciliación ha saltado por los aires en poco más de tres meses, muchos padres o madres han tenido que sacrificar su trabajo o hacer auténticos malabares.
Al hilo de la educación y los colegios, otra de las cosas que no se había regulado hasta ahora es el teletrabajo.. ya que supone un gasto para el trabajador y un ahorro para el empresario.
Veremos como se soluciona, al final he tenido que optar por invertir en una buena silla de trabajo porque me estaba dejando el dinero en el fisio.
Y es que esta crisis nos ha pillado a todos con el carrito de los helados, pensando en otras cosas.
Echando la vista atrás, en marzo estaba deseando viajar a Valencia para disfrutar con mi familia y amigos, ir a las Fallas..
Todo eso ha quedado atrás, también los planes de abril, donde iba a participar, por primera vez, en la Semana Santa de Baena.
Son tantas cosas, vivencias pérdidas.. que indudablemente, no se pueden comparar con aquellas vidas que han dejado de existir por la pandemia.
Por todo eso, es mucho más indignante que los políticos de este país no hayan podido, ni en esta situación, comportarse como lo que son y para lo que están.
En cualquier empresa del mundo, serían cesados y despedidos, motivos no faltan, pero ellos siguen discutiendo.
Además la sociedad se polariza cada vez más..
Cualquier argumento es válido, para, en lugar de debatir, insultar, faltar al respeto, echar en cara.. amenazas e incluso violencia en los casos más extremos.
No son argumentos constructivos. Las estrategias políticas parecen ir encaminadas a eso, discutir en lugar de construir.
Y queda mucho por construir, no se está haciendo caso a los especialistas y se siguen prometiendo medidas que harán repetir los errores del pasado.
Tiempo al tiempo, por ahora disfrutemos de esta anormalidad que dictamina que las terrazas y bares estén llenos un lunes por la tarde.