Cuenca

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Cuenca es una ciudad que siempre ha permanecido en mi memoria, básicamente, cuando era pequeño solía visitarla cada año en las vacaciones de verano que pasaba en Campillo de Altobuey.

Por eso, esta visita ha sido como un reencuentro, volver a recorrer la calle de Carreteria, tomar algo en el parque de San Julian o subir y bajar las interminables escaleras que hay repartidas por todo el casco antiguo.

cuenca-2El casco antiguo de Cuenca fue declarado Patrimonio de la Humanidad a finales del siglo pasado y aunque su edificio más representativo son las Casas Colgadas, merece la pena perderse por las callejuelas que hay entre el barrio de El Castillo y la calle Tintes, donde el río Huécar traza los límites del casco viejo conquense.

En esta ocasión tuve la suerte de poder visitar la Catedral de Cuenca y sinceramente me llevé una grata sorpresa al ver la cantidad y calidad de las reliquias, habitaciones, muebles, etc.. que alberga en su interior.

Es una visita muy recomendable, ya que mucha gente simplemente se hace la foto en su fachada, más por la sensación de inacabada que por su propia belleza arquitectónica.

La ciudad puede verse en poco más de un día, aunque tiene varios museos situados todos ellos en el casco viejo. El más conocido de ellos es el Museo de Arte Abstracto Español, el primero de este tipo que se inauguró en España, situado en las propias Casas Colgadas.

Por último y para disfrutar de la gastronomía conquense, nada mejor que comer un plato de morteruelo y un asado de cordero. Aderezado la noche anterior con una visita a un bar de gintonics que había en la propia Plaza Mayor.