Una de las cosas que más me gustan de Londres es que es una de las ciudades más importantes de Europa, si no la que más. Ese hecho la hace ser un centro cultural y también de eventos deportivos. Así que después de disfrutar de los JJOO y partidos de la NBA le ha llegado el turno al Tour de Francia.
El Tour de Francia es la carrera ciclista más importante del mundo y supone el despliegue de miles de personas, tanto por la logística que lo compone como por el público que se agolpa en las carreteras para verlo pasar.
Aunque la etapa de hoy no tenía mucho intereses para el resultado final de la carrera, se trataba de una oportunidad única de poder ver un evento como el Tour en directo. Atrás quedaron esas tardes pegado a la tele disfrutando de las hazañas de Perico o Indurain y tocaba ver en vivo a las estrellas actuales del ciclismo: Valverde, Contador, Froome, Nabeli y compañía. Una pena que el sprinter inglés Cavendish se retirará ayer porque seguro que quería hacer un buen papel en la capital de su país.
Volviendo a la experiencia de ver pasar el Tour hay que decir que es un proceso largo, de casi 3 horas, donde hay que pelear por el sitio porque la gente no deja de llegar para poder ver pasar a la caravana comercial y la propia carrera.
La caravana comercial pasa 2 horas antes de que llegue la carrera y suele durar unos 30-40 minutos, dependiendo de la velocidad a la que pasen los vehículos que la componen. Y el número de ellos es bastante elevado, la verdad es que no me pare a contarlos pero se podría decir que eran más de 100 dado la presencia de diversos patrocinadores locales, han pasado hasta taxis.
Después de la caravana llega la parte más dura, esperar a la carrera durante al menos una hora u hora y media. Esto en Londres es tiempo suficiente para que te caiga un chaparrón y salga de nuevo el sol apretando con más fuerza que nunca.
La llegada de la carrera la anuncian 16 gendarmes motorizados y todos los coches de prensa y de la organización que estamos cansados de ver por televisión, si también está presente el famoso vehículo que indica el tête de la course, o la cabeza de carrera.
Los ciclistas, los verdaderos protagonistas, es mejor verlos en la televisión, dependiendo de la situación de la carrera pasarán todos en el pelotón en menos de 2 minutos o se podrá reconocer a alguno que vaya escapado o en pequeños grupos, pero en este caso no hubo suerte, además de estar situado en una recta que estaba cuesta abajo, pasaron demasiado rápido incluso para poder hacer alguna fotografía.