Hace unos cinco años Microsoft sorprendía a todo el mundo presentando una mesa con interface táctil. Las imagenes parecían sacadas de la película Minority Report, aunque nos situaban mas en el salón tomando unas copas sobre la mesa en cuestión.
De hecho dió tanto que hablar, que hasta estuve en la televisión comentando el invento. Lástima que solo algunos afortunados pudieran disfrutar realmente de él.
Dos años después, desde Redmond se aseguró estar trabajando en una nueva versión que ampliaría las posibilidades de su mesa futurística.
Pero lo que nadie se esperaba es que tras la alianza con Nokia, Microsoft reutilizara su Surface y lo reconvirtiera en una fabulosa tablet. O al menos eso es lo que se ve, porque realmente Microsoft no lo llama tablet, ni ultraportátil, ni nada por el estilo.
Simplemente busca ir más allá y crear un nuevo concepto que encabece la evolución tecnológica en la era post-PC y que debe estar dominada por dispositivos que cumplan las características que por ahora se conocen de Surface.
Los tablets y móviles están pasando a centrar el negocio tecnológico dejando a los ordenadores en segundo plano. Pero, por otra parte, estos dispositivos no permiten sustituir a los ordenadores para la realización de determinadas tareas.
Por eso Microsoft presenta un concepto que intenta unificar lo mejor del mercado de los tablets, móviles, portátiles, ultraportátiles, etc..
Empezando por el sistema operativo, Windows 8, el mismo que presentará para los sistemas de sobremesa y dotando a Surface de un dispositivo de entrada clásico como es el teclado.
Habrá que ver más detalles, precios, fechas de lanzamiento, configuraciones (se anunciaron dos modelos distintos) etc.. si en Microsoft no la lían, pueden dar la estocada en un mercado que aparece claramente por el iPad.
Sin lugar a duda, si la jugada les sale bien y viendo como le está yendo a Apple en su guerra con Android en el mundo móvil, los de la manzana deberían empezar a mover ficha.