Después de mucho pensarlo he decidido dar el salto a Android. Han sido casi tres años con iPhone, el resultado ha sido convincente, aunque con matices.
Desde el primer día he sufrido el punto negativo de tener un smartphone, que su batería no dure mucho, es algo que no me gusta y si lo utilizas como cámara en tus viajes o día a día es algo que acaba molestando bastante.
Al final te acostumbras a llevar el cargador siempre contigo e ir preguntando, pero ese no creo que sea el camino a seguir. Incluso, soluciones de optimización, trucos, etc.. nada me ha funcionado como esperaba.
Como los móviles han seguido evolucionando, al final he querido probar con Android, que ofrece móviles bastante solventes y a buen precio. En el peor de los casos, siempre puedo comprarme un iPhone de nuevo.
Probar el Nokia Lumia 1020, aunque con Windows Phone, también me abrió los ojos y me hizo ver que había cámaras decentes más allá del iPhone.
Así que el teléfono elegido ha sido el Motorola Moto G. ¿Por qué he elegido este modelo? Bueno, dentro del entorno Android, creo que lo más importante, debe ser lo optimizado que este el propio sistema con el modelo de móvil.
Honestamente, la grandeza y el gran punto negativo de Android ahora mismo es que existen cientos de optimizaciones (prácticamente cada fabricante tiene la suya) del sistema base.
Esas optimizaciones a veces van bien y otras mal y eso acaba afectando al rendimiento del móvil. De hecho, la principal crítica a los móviles Android es que muchas veces no se pueden utilizar con fluidez, algo totalmente inimaginable para el usuario de Apple.
Por todo ello, el modelo de Motorola me ha parecido el más apropiado, porque Google ha colaborado con Motorola, así que el sistema Android que utiliza es uno de los más optimizados.
Una de las cosas que más me ha chocado de Android es que además de las aplicaciones de Google lleva las del propio fabricante, resulta un poco molesto porque muchas de ellas sirven para lo mismo.
Esa acumulación de aplicaciones, como ocurre en el Play Store que tiene 10 aplicaciones para cada cosa, acaba afectando al rendimiento global de los teléfonos.
Afortunadamente, el Motorola Moto G es un móvil Android de gama media, así que se muestra bastante solvente de momento y en ese aspecto estoy contento con él.
Esa gama media, se nota, lamentablemente en la calidad de su cámara, he intentado buscar un móvil Android con una cámara medianamente decente, dado que los gama alta se iban de precio y me pareció demasiado arriesgado, pero indudablemente no es su punto fuerte.
Aún así, estoy contento con el cambio a Android, no ha sido tan traumático como esperaba. Imagino que la clave será no exigirle mucho al terminal e ir optimizando la instalación de aplicaciones.