Nikko y Utsunomiya

Una de las excursiones típicas desde Tokyo es la de la ciudad de Nikko, a unos 150 km. De camino a Nikko también encontramos Utsunomiya, la capital de las gyozas.

En Nikko se encuentra un Parque Nacional que se encuentra regado de templos y santuarios. Es lo que da fama a Nikko, además de la montaña y la naturaleza que la rodea.

Para llegar a Nikko se puede utilizar el tren que también pasa por Utsunomiya. Con JR se puede llegar directamente, aunque también hay otras compañías que operan trayectos hasta la ciudad.

Una vez allí, en el exterior de la estación se pueden tomar los autobuses para visitar las distintas zonas turísticas de la ciudad de Nikko.

Nikko

La ciudad tiene varios atractivos, aunque el área más popular es la de los santuarios, que también se encuentran más próxima a la ciudad.

Antes de acceder a los santuarios se encuentra el puente de Shinkyo que cruza el río Daiya. Originalmente, solo podía ser atravesado por el emperador, aunque a día de hoy puede hacerse pagando unos 200¥.

Santuario Tōshōgū

El santuario más conocido es el de Tōshōgū, Patrimonio de la Humanidad. Su construcción se inició a principios del siglo XVII con el mausoleo del shōgun Tokugawa Ieyasu.

Tokugawa Ieyasu instauró el shogunato Tokugawa, el tercero que conseguía aunar el poder en todo Japón.

En la Historia de Japón, los shōgun ejercían el poder militar y económico del país, mientras que el emperador lo hacía sobre los aspectos religiosos y espirituales.

En todo caso, el nieto de Tokugawa Ieyasu decidió construir un mausoleo en las montañas de Nikko y depositar allí las cenizas de su abuelo.

Alrededor de ese mausoleo se fueron construyendo diferentes templos y edificios que han dado origen al santuario de Tōshōgū.

El santuario de Tōshōgū está repleto de símbolos e iconos de la cultura japonesa.

Uno de los más comunes es el blasón de la familia Tokugawa, que se encuentra representado en multitud de elementos arquitectónicos a lo largo de todo el complejo.

Antes de entrar al santuario, encontramos un monumental torii de piedra que da acceso a una plaza. En esta plaza se encuentra una pagoda de cinco pisos bastante espectacular.

La puerta del santuario se encuentra flanqueada por los dioses Nio.

Una vez dentro del santuario encontramos varios edificios de servicio, como los almacenes. Donde se encuentran tallados dos elefantes que fueron hechos por alguien que nunca había visto uno.

Estos edificios están decorados con relieves, algunos tan conocidos como el de los tres monos sabios, que están presentes incluso en los emoticonos de los móviles.

Las puertas Yomeimon y Karamon dan acceso a la zona principal del santuario. Decoradas efusivamente, son de una belleza que podría equipararse a los retablos medievales europeos.

Los salones principales del templo se encuentran en esta zona, para visitar su interior hay que descalzarse.

La puerta Sakashitamon es conocida por su representación de un gato dormido. Tras atravesarla iniciamos el ascenso por escaleras hasta el mausoleo de Tokugawa Ieyasu.

Todos los edificios del santuario destacan por sus tallas y el detalle de la decoración, conviene ir fijándose en los detalles, que son muchos.

Santuario Futarasan

Se encuentra junto al santuario Tōshōgū, su origen está en un templo budista que comenzó a construirse en el siglo VIII.

A día de hoy es un templo sintoísta donde se le rinde tributo a los kami Ōkuninushi, Takirihime y Ajisukitakahikone.

Las deidades son representadas respectivamente por el monte Nantai, el monte Nyohō y el monte Tarō, situados en los alrededores.

El complejo del santuario Futarasan incluye el comentado puente de Shinkyo, el recinto principal Honden, y su edificio vecino Haiden.

Además de los dos pequeños santuarios de Mitomo y Hie.

El resto del Parque Nacional también tiene puntos de interés, sobretodo rutas de senderismo por las diferentes montañas, los lagos y cascadas y diversos museos.

Utsunomiya

Volviendo de Nikko, si se hace antes de la hora de la comida o cena, parar en Utsunomiya es una buena opción.

Utsunomiya es la ciudad de las gyozas y vive dedicada a la elaboración de este plato de origen chino.

Según parece, después de la 2GM algunos soldados japoneses que habían estado destinados en Manchuria volvieron a la ciudad con la receta de las gyozas.

Desde entonces se fue popularizando su consumo y a día de hoy existe una asociación para su promoción que elabora un mapa con los mejores restaurantes de la ciudad.

Se celebra incluso un festival cada año dedicado a las gyozas y junto a la estación hay una estatua dedicado a este pequeño manjar.

La disponibilidad de restaurantes donde comer gyozas es bastante elevada y no es necesario alejarse mucho de la estación para encontrar alguno de ellos.