Desafortunadamente una de las consecuencias de pillar el viaje con poca antelación fue tener que escoger un paquete de una web para que el precio del billete de avión fuera más o menos aceptable.
La consecuencia inmediata fue tener que ir a parar a un hotel situado en un barrio periférico de Praga.
La arquitectura del lugar era muy monótona, constituida por multitud de bloques de edificios de corte soviético. Es decir, colmenas con múltiples ventanas que se sucedían una tras otra.
Éstos edificios no son muy altos y aunque los bloques están aislados o situados en filas de 3 ó 4 seguidos, al final el paisaje se vuelve repetitivo. Todos esos edificios típicos de la organización urbana de la época soviética se ven ahora salpicados por multitud de establecimientos más occidentales, como supermercados, McDonalds, KFC, etc..
No toda la ciudad es así y por las nuevas barriadas se contruye de una manera similar a como se hace en España y el resto de Europa actualmente. Eso unido a la estructura gótica del casco antiguo, algún edificio de la primera mitad del siglo XX y los barrios obreros de corte soviético conforman la variada arquitectura praguense.
Las fotos parecen similares a cualquier ciudad española. Incluso el cesped le da un tono de orden y organización. No dudo de la organización, pero esos edificios que en ciudades españolas alcanzarían las 8 ó 10 alturas a lo sumo, en Praga son del doble.