Hoy se cumplen dos meses desde que nació mi segunda hija, Laura. Desafortunadamente, el día de mi cumpleaños, en una revisión rutinaria en el hospital nos comunicaron que tenía una cardiopatía congénita.
¿Qué es una cardiopatía congénita?
Existen muchos tipos de cardiopatías congénitas, se trata de una enfermedad bastante común, que afecta a 8 de cada 1000 recién nacidos.
Son lesiones anatómicas de una o varias de las cuatro cámaras cardíacas, de los tabiques que las separan, o de las válvulas o tractos de salida cuya causa exacta se desconoce.
El punto crítico de estas lesiones es el diagnóstico, ya que una vez detectada puede hacerse un seguimiento y ver su evolución.
Afortunadamente, el corazón es uno de los órganos de nuestro cuerpo más estudiados y existen soluciones a este tipo de lesiones.
En el caso de Laura, le han detectado una comunicación interventricular (CIV) Este tipo de cardiopatía se localiza en el tabique interventricular, donde suele existir un orificio.
Por ese orificio se cuela sangre que ya ha sido oxigenada y vuelve a reconducirse a los pulmones para oxigenarse de nuevo, produciendo un trabajo innecesario.
Esta sobrecarga hace que se pueda producir una hipertensión pulmonar o una dilatación de las cavidades izquierdas del corazón.
¿Cómo se soluciona?
Los síntomas se traducen además en fatiga, cansancio, estancamiento de peso, etc..
La evolución va a depender del tamaño de la CIV: cuanto más grande es el agujero, más sangre recircula y más sobrecarga habrá, disminuyendo la posibilidad de cierre espontáneo.
En muchos casos, si el agujero es pequeño se cierra espontáneamente en los primeros meses o años de vida.
Por el contrario, si es grande, no se cierra y causa algún tipo de insuficiencia cardíaca o hipertensión pulmonar, debe cerrarse mediante una intervención entre los 3 y 6 meses de vida.
Lamentablemente, Laura se encuentra en ese segundo grupo y básicamente, estamos esperando que coja peso para que la puedan intervenir y pueda aguantar la operación.
Se trata de una intervención de cirugía bastante común para los equipos de cardiología, pero no deja de ser una operación de corazón.
La intervención consiste en la colocación de un parche que será recubierto por el tejido del propio corazón y no necesita ningún tipo de intervención posterior.
Aunque está considerada una intervención de riesgo 0, es indudable que como padre exista una preocupación.
A ello hay que sumar los días, durante estos dos meses, donde tienes que observar, con impotencia, como tu hija se cansa al comer o al llorar.
En todo caso, se trata de una lesión, que como ya he dicho, es bastante común y además tiene muchas variantes. Lo mejor de todo es, que tratada a tiempo, permite llevar una vida totalmente normal.
Se puede leer más sobre estas enfermedades en la web de Cardiopatías Congénitas.