Conil de la Frontera

El pasado fin de semana tuve la oportunidad de visitar la localidad de Conil de la Frontera, en la provincia de Cádiz. Estamos en plena temporada del atún rojo, sin lugar a dudas uno de los principales reclamos del área junto a sus playas.

Si por algo destaca la costa oriental gaditana, además de sus playas, es por la dedicación, durante siglos, a la pesca del atún rojo. Esta pesca se realiza de manera tradicional utilizando las almadrabas.

La técnica de la almadraba se utiliza tanto en la zona de Cádiz, como en las costas de Cartagena y Alicante, puntos de paso de los atunes rojos en sus corrientes migratorias entre el mar Mediterráneo y el océano Atlántico.

Teniendo en cuenta que el atún rojo  se considera por muchos el ‘ibérico’ del mar, la experiencia gastronómica en Conil de la Frontera estaba garantizada y puedo garantizar que en ese aspecto no defraudo.

Gran parte del mérito del éxito culinario se lo debe la comida en La Cachorra Pérdida, un pequeño restaurante situado en el centro de la población y que no dudo en recomendar si se visita Conil de la Frontera.Partiendo de esa base estuve, a si mismo, conociendo un poco la propia localidad de Conil de la Frontera.

El primer punto de interés es el propio edificio del ayuntamiento, situado junto a la parroquia de Santa Catalina de Alejandría y con un mirador a toda la costa.
La entrada a la parte antigua de la población se realiza por un arco, denominado Puerta de la Villa, que desemboca en la plaza de España. Desde esa zona, llegar a la plaza de Santa Catalina serpenteando por las callejuelas que componen el centro de la localidad es bastante sencillo.

En la plaza de Santa Catalina, además de la iglesia del mismo nombre, se encuentra también la torre de Guzman, torre de homenaje del castillo construido por Guzman el bueno. Junto a las torres costeras de Castilnovo y el Puerco, son los únicos restos de edificios defensivos que quedan en pie.

Desde la plaza de Santa Catalina también se accede al recinto de La Chanca, antiguo centro neurálgico durante la campaña del atún rojo y hoy reconvertido en museo y centro de interpretación de la pesca de este animal.

Por último, Conil de la Frontera destaca por sus playas (además de calas) y justo frente al núcleo principal de la localidad se encuentra la playa de la Fontanilla y en la parte central del término municipal la playa de la Fuente del Gallo, las dos de arena fina, aunque la primera está más expuesta al viento.