Crónicas de Españistán (IV)

El 2017 ha traído a España una nueva demostración del chiringuito (aunque a estas alturas ya es una atalaya) que tienen montado los individuos de la denominada clase dirigente del país. No voy a centrarme en políticos, empresarios.. sinceramente, todo el que puede se sube al carro.

Una prueba de ello es uno de esos denominados nuevos partidos políticos, surgido de la iniciativa ciudadana pero que ha acabado corrompido por el poder, como cualquier otro. La meritocracia en la que se basa dista bastante de los méritos propios de las personas y pasa más por la adoración y el trepismo hacia los dirigentes.

Con eso, nos quedarán muchos años aún de mantener a vividores y caraduras, no importa su signo o color, se ha demostrado que todos va a lo que van, poner la mano y garantizarse un futuro mejor a costa del resto de ciudadanos.

Mientras tanto, la población distraída y relajada con las distracciones tradicionales: fútbol, Cataluña, Europa, economía sumergida.. y los nuevos factores que han traído los nuevos partidos: feminismo, refugiados.. al final, como siempre, la casa sin barrer.

A raíz de todo ésto he estado bastante mosqueado en este inicio de 2017, básicamente, al llevar ya un tiempo en España, tengo que pagar más impuestos. No me molestaría pagar más impuestos si eso repercutiera en los servicios que pueda llegar a necesitar por parte del Estado.

Lamentablemente, ni las carreteras que transito están en buen estado y mucho menos mantenidas, ni el servicio sanitario está a la altura (y eso que no es temporada alta), sobre la educación que está recibiendo mi hijo, mejor ni opinaré, después de la odisea para conseguir una plaza en la guardería.

Con todo esto, quiero decir, que mis impuestos, no parecen destinados a servicios públicos básicos (si las carreteras están en mal estado, la probabilidad de accidentes se multiplican) y sí que parecen ir a mantener a la clase dirigente que no se priva de ningún tipo de beneficio o ventaja, por supuesto, pagamos entre todos, invita la casa.

Ya para culminar, dado que el poder ejecutivo deja mucho que desear, pasemos a la justicia, base de todo estado civilizado. Lamentablemente y como se ha podido ver en la última semana, en España es una fiesta.

Los propios jueces son víctimas de un sistema politizado hasta el extremo donde se les aparta de los casos cuando parece que han encontrado algo demasiado grave. Amenazas, extorsiones, jubilaciones.. parece algo más próximo a las historias mafiosas.

Y para finalizar, demostremos que somos una buena República Bananera con el apoyo de los Borbones, esa familia que Francia nos mandó para auto destruir el país a lo largo de los siglos y que lo han vuelto a hacer, demostrando que la justicia es una risa y que los intereses que la manejan salen directamente de la clase dirigente, esa que debería ser ejemplo y que se dedica a estafar y mantener su chiriguinto.

Para aclarar al personal, un chiringuito en el sur suele ser un bar a pie de playa, que se mantiene por los años en un lugar que donde a día de hoy sería ilegal construir y que infla los precios para engañar a los turistas.