Segundas elecciones generales en lo que va de año, terceras si contamos las municipales y europeas.
Ha pasado ya una semanas desde que las urnas dictaron sentencia, el PSOE seguirá en el gobierno o al menos es lo que pretenden.
Para ello, hará lo que haga falta, si hace falta pactar con Podemos, pues se pacta.
Ahora en el consejo de ministros, los que ayudaron a Bolivia, Venezuela y otros países afines a ser lo que son.
Y es que España siempre envidia lo mejor de cada casa.
La alternativa, ese partido verde (aunque con raíces demasiado profundas en otros regímenes) que pretende imitar a la América más carca.
La América que se replantea el capitalismo porque es tan salvaje que la va a acabar consumiendo desde dentro, la América de Trump.
Y por el camino, bueno, por el camino se quedan los que no tienen las ideas claras y los que se llenaron los bolsillos a costa de todos.
Eso tampoco es del todo cierto, habrá que ver esta semana el resultado del famoso juicio de los ERE, donde, parece ser, que se pondrá sobre la mesa uno de tantos chiringuitos andaluces.
Y es que nadie se salva, el cambio de la política, el cambio de la sociedad, no va a llegar.
A cambio de eso, hay una polarización cada vez mayor.
Por un lado, los extremos y en medio, partidos que cogen una u otra cosa, pero no acaban de concretar.
¿Y la gente normal? La gente normal tenemos que ir a trabajar cada día, sufrir las subidas de impuestos, gastos inesperados, etc..
Salga el que salga, defendera los intereses de los que más ruido hagan, tanto en la calle como moviendo sus monedas.
Ese es el resultado que nos dejan estas elecciones generales, disfruten lo votado.
Nota: esta no deja de ser la opinión de un ciudadano más que ni se casa con los que se suben a la moda (¿será la siguiente la del ecologismo nutritivo sostenible?) ni está contento con la cantidad de impuestos que hay que pagar.
Y por cierto, me apunto a la moda de no leer noticias a partir de ahora.