Crónicas de Españistán (XVI) – Fase 1

Seguimos acumulando días encerrados en casa, aunque se van relajando las medidas de confinamiento porque, finalmente, estamos en la fase 1.

Es muy triste que desde hace un par de semanas, todo el mundo ha empezado a vivir como si nada pasara. Eso sí, con una bonita mascarillas adornando su barbilla.

Ni para eso estamos concienciados, no sabemos como utilizar las medidas que nos han indicado para mejorar nuestra protección.

Bueno, que nos han indicado, desindicado, vuelto a indicar.. en el cambio de opiniones de nuestros dirigentes, todo vale.

Incluso han admitido que antes no se recomendaban las mascarillas, sencillamente, porque no había.

El problema es que eso también es admitir que nos han mentido, como en tantas cosas más.

También es curioso que aquí las tengamos que traer de China y en otros países europeos se las lleven de España.

Ahí lo dejo.

Lo que no ha cambiado, ni va a cambiar es la actitud política y social. La gente comienza a estar harta, algunos lo manifiestan haciendo lo que quieren, otros con cacerolas.

Poco han tardado los partidos políticos en posicionarse y querer hacer suyos los bloques, que como todo en España, debe haber en cualquier conflicto.

Además, por supuesto, en lugar de escuchar propuestas y dialogar, se etiqueta a todos aquellos que no siguen el pensamiento único de cada bloque.

Prohibido ser crítico, con unos y con otros.

La democracia, la libertad, la transparencia.. han pasado a segundo plano y el recorte de derechos, sigue.

Mientras tanto, en la calle, relajación, incumplimiento de unas normas básicas de distanciamiento social, crispación..

Si en algunos países, más disciplinados, ha habido rebrotes ¿qué pasará aquí?

Los bares ya están llenos desde el lunes, con cierres a cargo de la policía cada noche.

Y es que las normas de este confinamiento son tan estúpidas como quienes las han redactado o aprobado.

Puedes ir a un bar a cualquier hora, en cualquier lugar de tu provincia, pero estás restringido a la hora de hacer deporte o incluso pasear.

El resultado es que cada uno hace lo que quiere, cuando quiere y como quiere.

Y así seguirá, al menos otras tres semanas más.

Porque el lio político va a otro ritmo. El gobierno pretendía alargar los estados de alarma hasta finales de junio, empalmando con julio y agosto.

¿Es coherente parar la actividad parlamentaria a pesar de la que está cayendo?

¿Cómo van a justificar su inactividad cuando se estará pidiendo a los españoles sacrificio y dedicación?

Con todo esto, incluso se han planteado cuantos funcionarios están trabajando realmente.. ahora.

¡Señores que esta fiesta la pagamos todos!

Todo parece una broma, pesada, pero una broma, una de esas distopías que se ven en las películas y series, pero es muy real.

Con soluciones a corto plazo y sin una finalidad definida, vamos a ver a donde llegamos.

El tiempo pondrá a cada uno en su lugar, pero eso ya será en otra fase, en la uno, nos vemos en los bares.

Quienes quieran ir, claro, otros seguimos de teletrabajo y de padres-educadores.