Se cumplen treinta años desde el lanzamiento del modelo Amstrad CPC que supuso la consagración de la marca británica en el mercado doméstico de los 8 bits.
Mientras al otro lado del Atlántico la industria informática digería el espectacular anuncio de Apple para su Macintosh 128K, en Europa el mercado doméstico se nutría de máquinas mucho más sencillas y baratas.
Era la época de los 8 bits, unos ordenadores que pusieron al alcance del normal de los mortales el acceso a una máquina programable y a todas las opciones que eso suponía.
Aunque ya empezaban a aparecer los primeros PC su desorbitado precio los limitaba al uso empresarial.
El Amstrad CPC no fue el primer ordenador de 8 bits, de hecho, desde 1982, Commodore y Sinclair contaban con sus modelos.
A pesar de ello, el empuje de la marca británica hizo que aparecieran modelos del Amstrad CPC hasta en 1990.
El Amstrad CPC original, el modelo 464 era un ordenador que contaba con unidad de casete, 64 kB de RAM, un procesador Zilog Z80 (como los Spectrum) además de incorporar tanto el altavoz como el monitor en el paquete.
De esta manera, Amstrad conseguía unificar todo el conjunto (exceptuando la impresora) del ordenador en uno, como sucedía con las soluciones empresariales.
¿Y por qué hablo del Amstrad CPC? Porque ese fue el primer ordenador que conocí y también el que me acompañó mientras soñaba con dedicarme a la informática hasta que empece en la universidad.