Desde el año 2010 no había vuelto a vivir las Fallas. No voy a decir, a disfrutarlas, porque cualquiera que me leyera entonces, sabe que mi relación con esta fiesta es un poco indefinida.
La ventaja, ha sido, que después de tantos años, en 2023 ha tenido más momentos positivos que negativos.
Aunque los últimos tenían muchas papeletas, sobretodo debido a la gran cantidad de gente, lo que hace que todo se descontrole un poco.
En todo caso, me he resarcido por la cancelación en el último momento del 2020 a causa del COVID.Vivir las Fallas en modo turista con conocidos, es diferente y mucho más relajado.
Por supuesto, sigo teniendo conocidos que salen en estampida en cuanto pueden, después de estar sufriendo molestias desde principios del mes de marzo.
Aún así, volviendo a estas Fallas 2023, buen ambiente en las calles, mejor el viernes que el sábado, cuando se llenó la ciudad por completo.
Las Fallas han evolucionado, como nuestra sociedad, a las temáticas modernas, también se han sumado muchos códigos QR y demás avances tecnológicos.
Aún así, las tradiciones se siguen manteniendo, las de las Fallas y las mías, el paseo por el Carmen viendo monumentos reivindicativos no podía faltar.
Es algo que recomiendo y que no aparece en ninguna guía turística. Además de los monumentos, raro será, no pasar por alguna calle donde estén cocinando algunas paellas.
Lo malo de las Fallas
Y ahora, las cosas negativas, el fenómeno de las carpas, al final resulta hasta peligroso, las aglomeraciones de gente, no son muy amigas de calles acaparadas por carpas.
La suciedad y sensación de vivir en una feria constante en la que se ha convertido Russafa. Este año las Fallas se quejaban de la falta de aparcamiento, el año que viene deberían hacerlo del caos que reina en esos días.
Las aglomeraciones, excesivas en algunos momentos.
La nueva ubicación de los castillos nocturnos, ¡menudo paseo desde el centro!
Los restaurantes totalmente desbordados y dando un servicio por debajo de lo esperado.
Han sido las primeras Fallas sin despertas, por lo visto, los falleros acaban demasiado borrachos para madrugar al día siguiente.
Lo bueno de las Fallas
Como ya he dicho, visitando Valencia como turista, descubres cosas nuevas, ha sido la primera vez que veía la Ofrenda en directo.
El transporte público, sobretodo el metro, bastante mejor organizado, evitando aglomeraciones en las estaciones más céntricas.
Que aún se puedan ver espectáculos pirotécnicos de cerca en algunas comisiones. Está claro que va contra las medidas de seguridad básicas, pero algunas son excesivas.
Aunque, sin lugar a dudas, para mí lo mejor ha sido ver a mis hijos disfrutando de los petardos, algo que no tenía muy claro, dado que no habían vivido las Fallas nunca.
Está claro que volveremos otros años para vivir esta fiesta tan valenciana, aunque, como ya digo, desde la lejanía se vive sin tantas incomodidades ni agobios.