Harmony es la segunda película de anime de la trilogia basada en las obras de Project Itoh. En este caso nos encontramos con una película dirigida por Michael Arias (director también de la conocida Tekkonkinkreet) y Takashi Nakamura.
Harmony es una obra mucho más compleja que El imperio de los cadáveres o Genocidal Organ, con un fuerte trasfondo filosófico que salta del argumento fantástico de la primera obra a una utopía de la Humanidad surgida después de la cuasi extinción.
Además de la propia complejidad del argumento, el desarrollo de Harmony no ayuda mucho a ir comprendiendo que está pasando, básicamente, la narración comienza a plantear multitud de preguntas sin respuesta desde el primer minuto. Las respuestas llegan en el tramo final, pero la sensación que te queda es que aún faltan muchas cosas por aclarar.
En todo caso, esta obra de Project Itoh, como ya he dicho, me parece mucho más profunda que las anteriores. De nuevo, planteamientos éticos y filosóficos para intentar comprender el comportamiento humano en situaciones límite.
Memorables los últimos minutos, donde la protagonista se enfrenta a su pasado, su concepción de la sociedad en la que vive, prácticamente a todo lo que conoce en su vida.
Harmony no deja de ser una crítica a un futuro basado en la tecnología. A día de hoy entendemos que nos proporcionará un bienestar fuera de nuestro alcance actual, pero como bien se muestra en este anime, podría ser que ese bienestar estuviera basado en un totalitarismo oculto que únicamente beneficia a unos pocos.
Harmony está animada por STUDIO 4ºC, que se encargaron de la saga Berserk o The Animatrix, entre otros. Además del anime, Harmony también se ha adaptado en formato manga, disponible desde el año 2018 en dos tomos (tal vez sea un poco complicado conseguirla a día de hoy)