Málaga

La última parada en el viaje de este puente de diciembre ha sido la ciudad de Málaga, nada mejor que aprovechar estas fechas próximas a la Navidad para visitar la capital de la provincia y una de las ciudades más importantes de Andalucía.

Lo primero que nos encontramos al llegar fue el espectáculo de las luces de Navidad de la calle Larios, verdadero centro neurálgico de la ciudad, por momentos tuve la sensación de estar en las Fallas de Valencia debido a la cantidad de gente que se había reunido para ver una mezcla de música y luces que realmente vale la pena.

Antes de empezar la ruta de bares y cervecerías por el centro de Málaga, un pequeño repaso a alguno de sus monumentos: la Catedral de la Encarnación de Málaga, el Palacio de la Aduana o Teatro Romano.

Algo que me sorprendió gratamente es la vida nocturna que hay en la ciudad de Málaga, para ser un jueves, el centro estaba a rebosar de gente y oferta, tanto gastronómica como de ocio hay bastante.

Empezamos la ruta tomando una botella de vino en El Pimpi, un clásico de Málaga y que había recomendado como 50 veces antes de visitarlo por primera vez. Después unas tapas en El Beato y para terminar un par de rondas de cervezas en Arte&Sana, una de las múltiples cervecerías del centro de Málaga.

Aprovechando la mañana y dado que estábamos a poco más de hora y media de casa, desayuno de un chocolate con churros en Casa Aranda, junto al Mercado Central de las Atarazanas y hora de descubrir toda la zona portuaria: el Paseo del Muelle Dos, la Farola de Málaga y la playa de la Malagueta.

He de reconocer que Málaga me sorprendió gratamente, no esperaba encontrar tanta variedad y oferta para salir y tomar algo. Sinceramente es una pena vivir a casi hora y media de la ciudad y que sea tan sumamente complicado aparcar el coche.