Sin lugar a dudas, el punto fuerte de las vacaciones navideñas ha sido la visita por dos días a la ciudad de San Sebastián para disfrutar de los paisajes del Pais Vasco y de su gastronomía.
Lamentablemente y debido al mal tiempo, lo primero fue bastante complicado, así que tocó decantarse por una buena y contundente ruta de pintxos por el casco viejo de la capital donostiarra.
Antes de empezar a comer y beber (nada como un vino para acompañar a tu pintxo favorito) se intentó conseguir la famosa postal de la Playa de la Concha, pero como puede comprobarse por la cabecera de esta entrada, el tiempo no acompañaba. Tampoco pude subir al Monte Urgull y disfrutar de las vistas de toda la ciudad, así que tocó centrarse en el casco viejo y sus bares.
Además, preguntando en el hotel dimos con el experto en pintxos, Eñaut, un tío muy enrollado que nos facilitó una guía más cercana y actual a las que ya traíamos de casa. Además, y dada la variedad es bastante fácil acertar si vas probando en los distintos locales que se encuentran en la calle 31 de agosto, San Jerónimo o los alrededores de la Plaza de la Constitución.
Pero la sorpresa la encontramos cuando fuimos hacia la zona centro y además de las compras en las rebajas, nos encontramos con el Bar Antonio o un par de locales en la calle San Marcial que tampoco tenían nada que envidiar.
Para culminar el viaje, tenía reservada una cena en el restaurante La Muralla, cerca del Bulevar Zumardia. Está muy recomendado en TripAdvisor, pero así como esa opción ha funcionado en otras ocasiones y localizaciones, no me acabó de convencer y salí un poco decepcionado.