Sidi de Arturo Pérez-Reverte es uno de los libros que he leído durante este 2020. El segundo del autor murciano.
Se trata de una novela histórica centrada en el personaje de El Cid. Tan maltratado a lo largo de los años como lo fue en vida.
Aunque en este caso, Sidi muestra el lado más duro del mercenario castellano que vivió una vida de frontera en el siglo XI.
Se aleja Pérez-Reverte del concepto de Reconquista, también aprovechado y machacado por las posteriores circunstancias históricas de este país que es España.
Nos muestra a un Rodrigo Díaz de Vivar que deambula entre los distintos reinos, sean moros o cristianos, ofreciendo los servicios de su hueste.
Como bien fue apuntando el autor, durante las distintas entrevistas que precedieron a la publicación de Sidi, esta es su versión personal del personaje de El Cid.
Se trata de una de las leyendas más conocidas de la Edad Media peninsular.
Además, como valenciano, tiene aún más carácter simbólico, pues Rodrigo pereció en la ciudad de Valencia.
Rodrigo, tras la guerra de sucesión de Castilla es desterrado por el nuevo rey. Comienza entonces su andadura, primero por las tierras del Duero, frontera natural entre los reinos cristianos y las taifas musulmanas.
La primera parte de Sidi describe una de esas aceifas que los musulmanes organizaban para castigar a los nuevos moradores cristianos que se aventuraban a poblar las zonas fronterizas.
Describe con crudeza la dificultad de la situación, tanto la de los propios guerreros como la de los pocos pobladores que van encontrando.
Tras esta primera batalla Rodrigo decide buscar fortuna con su hueste de mercenarios poniéndola al servicio de alguno de los señores de la antigua Marca Hispánica franca.
En el Levante español no encontrará un señor cristiano, a cambio entrará al servicio del rey Al-Mutamán de Zaragoza, señor perteneciente a la dinastía hudí, que instauró la taifa que dominaba todo el valle del Ebro.
Al servicio de su nuevo señor deberá enfrentarse a aquellos que rechazaron su servicio, los condes francos de Barcelona y los reyes aragoneses.
Aliados todos ellos de los señores musulmanes de Lérida.
Esta primera campaña corresponde al período del primer destierro de Rodrigo Díaz. Según los datos históricos, Rodrigo estuvo al servicio del rey zaragozano durante 5 años.
Dirigió campañas, principalmente, contra su hermano, Al-Mundir que gobernaba en Lérida, Tortosa y Denia.
Se enfrentaría tanto a las huestes musulmanas como a las de los cristianos de los reyes aragoneses y los condes de Barcelona.
Cuenta la tradición que tras sus victorias era recibido en la capital zaragozana al grito de «sīdī» que daría origen al apelativo romanceado de «mio Çid».
Serán todo ellos enemigos recurrentes en las campañas de Rodrigo a lo largo de su vida, a los que tendrá que sumar a los temidos almorávides llegados desde África.
La novela Sidi solo nos cuenta las primeras batallas al servicio de Al-Mutamán, con la captura en batalla del conde de Barcelona.
Pérez-Reverte centra toda la obra en el personaje de Rodrigo, si bien se recrea en alguno de los secundarios, sobretodo con sus comandantes.
La admiración que siente por la figura de Rodrigo se ve reflejada en todos aquellos que aparecen a lo largo de la obra, incluso sus enemigos.
Es también esta novela un ejemplo de liderazgo y resolución adaptando conceptos clásicos del arte de la guerra al periodo medieval.
En el Rodrigo Díaz de Vivar de Sidi vemos también un poco de los últimos personajes de Pérez-Reverte, sobretodo de su mimado y cuidado Alatriste.
También desmitifica la figura de El Cid, mostrándolo como el mercenario que era, preocupado por encontrar un señor que le pague para mantener a su tropa.
Aún así, resaltará siempre la lealtad a su señor natural, el rey de Castilla, aquél que lo mandó al destierro.
Resumiendo, un libro que, como seguidor de Pérez-Reverte y de Alatriste me ha encantado. Aunque hay que reconocer que por sus polémicas tiene detractores que pueden denostar la obra.
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