Finalmente, he alcanzado la cifra de 28 días confinado y como y dije hace dos semanas, quedan bastantes más.
No se puede decir que el ambiente sea el de la película 28 días después, al menos hay gente por la calle. Aunque caminen como zombies al estanco que tengo enfrente de casa.
Por lo demás, este confinamiento es como una montaña rusa, después de las dos primeras semanas, a veces te sientes mejor y otras peor.
Y una montaña rusa son las noticias y datos que llegan cada día. Un día parece que todo va a cambiar y a los dos días las cifras siguen siendo bastante negativas.
Como ya he manifestado, creo que toda esta crisis va a ocasionar que se erosione mucho la credibilidad de las instituciones.
Lamentablemente, esas instituciones, o más bien, sus gestores, no están a la altura de la situación.
A día de hoy, aún siguen buscando excusas y soluciones a problemas que deberían haber resuelto a finales de febrero.
Recuerdo, cuando viaje a Palma de Mallorca, leer sobre este tema del coronavirus ya que allí había un par de casos.
Sea como sea, hemos llegado a la actual situación, con una enfermedad que ha causado más de 15000 muertos, una cifra que nunca sabremos porque ni ellos mismos se aclaran.
Ese podría ser el resumen de esta crisis, que los políticos, los técnicos, los expertos, no se aclaran. Ha sido la excusa que han puesto desde el primer momento.
Lamentablemente, después de todo esto, los que vamos a pagar el pato vamos a ser los ciudadanos.
La factura económica, el sufrimiento de las familias que han perdido a un ser querido y nuestras libertades que se van a ver reducidas.
Es el momento de abrir la barra del bar
No me están gustando nada las medidas tecnológicas que se están planteando, más que las medidas, las formas.
Básicamente, aquellas que no incluyen el visto bueno final de los ciudadanos.
La utilización del big data para gestionar las interacciones de la gente tiene mucho sentido, pero las formas que se han planteado, generan muchas dudas.
Las operadoras, al menos las tres principales, van a ceder los datos de geolocalización de sus usuarios al gobierno para construir esas interacciones sociales.
Algunos se preguntarán que problema hay si ya hay otras empresas que lo hacen. Pero no hay que olvidar que cuando se accede a los servicios de esas empresas se aceptan unos términos de uso.
El problema es que además, no se ha especificado quien va a manejar esos datos ni durante cuanto tiempo van a disponer de ellos.
Otro de los aspectos que se va a ver afectado es la libertad de opinión. Las voces críticas contra el gobierno son muy numerosas.
Eso y la típica confrontación que caracteriza a los españoles ha hecho que los bulos corran por las redes de comunicación como agua de mayo.
Es curioso que el partido político que pedía la derogación de la Ley Mordaza haya sido el primero en quejarse y pedir mayores castigos para los que extienden bulos.
Al final, como ya ha ocurrido otras muchas veces, los perjudicados serán los ciudadanos de a pie, algunos con buena intención y otros carente de ella.
Por último, otro aspecto crítico va a ser la vuelta a la normalidad.
Desde el gobierno se plantean hacer pruebas a toda la población y no tienen ni para los que deben incorporarse a trabajar tras Semana Santa.
Por copiar a los países asiáticos, no para lo bueno, también proponen que todos los que den positivos sean recluidos en hoteles o albergues para evitar más contagios.
Sí, China hizo lo mismo, con detenciones de película de gente que no quería ser confinada.
La medida puede albergar incluso dudas legales ya que parece más próxima a un estado de excepción que de alarma.
Y mientras todo esto se plantea.. algunos se ofenden porque hoy, finalmente, los medios han mostrado que están habiendo muchas muertes.
Hasta ahora, las imágenes de Nueva York o Italia no les habían tocado ese corazón tan solidario que tienen, pero hoy sí.
Dicho todo esto, sigamos sin salir de casa, aunque haya gente que no puede evitarlo.