Siendo honesto, no creía que iba a volver a escribir sobre toda esta situación tan demencial en la que se ha convertido el asunto del coronavirus.
El tema educativo parecía que había salido bien y eso me hacía tener un mínimo de esperanza. Lamentablemente, como en casi todo, hemos sido engañados.
Realmente, 2020, está siendo un año para olvidar, pero seguramente quede marcado como el inicio del fin de una época.
Pase lo que pase, la civilización occidental va a perder su hegemonía en nuestro planeta y un nuevo orden comandado por China va a acabar imponiéndose.
Para ello, en Europa, nos tendremos que adaptar y parece que estamos haciéndolo a marchas forzadas restringiendo las libertades y controlando a los ciudadanos.
No hubo suficiente con la amenaza terrorista y ahora, los borrachos de fin de semana, han servido como excusa para forzar un toque de queda.
Bueno, según el eufemismo utilizado por el desgobierno español, restricciones de la movilidad nocturna.
Tampoco quiero valorar si es una buena medida o no, todas las que se han tomado se han mostrado insuficientes.
Restringir la movilidad en un horario que solo parece aprovechar durante dos noches a la semana y limitar actividades que generan menos del 30% de los contagios..
Parece que habrá que hacer algo más.. por supuesto, lo que dicen los técnicos está descartado, llevan desde mayo avisando y recomendando.
Aumento de sanitarios, aumento de rastreadores, aumento de PCR’s, mejoras en la atención primaria..
A veces, por repetir mucho las cosas, no acaban sucediendo. Si hacer que pase está en manos de los políticos españoles, no acabará pasando.
Y en esas estamos, viendo pasar el tiempo, un año que nos han robado de nuestras vidas, sin volver a casa, sin ver a familiares y amigos.
Lamentablemente, parece que 2021 no va a ser mucho mejor.