Última entrada dedicada a mi visita a Dublín y nada mejor que dedicarla a su atracción más conocida, la Guinness Storehouse.
Ya en la ruta cervecera por la ciudad quedo patente que Guinness es mucho más que una cerveza para los irlandeses, es todo un símbolo de su país.
En todo caso, la Guinness Storehouse es una visita obligatoria si se visita Dublín. Existen algunas destilerías de whisky en la ciudad, pero sin duda el almacén de Guinness es el más conocido.
De hecho, este viejo almacén-fábrica de cerveza ha sido reconvertido en una atracción turística de seis plantas que giran en torno a la cerveza.
Nada más entrar te topas de lleno con una gigantesca tienda donde se venden todo tipo de souvenirs relacionados con Guinness. También puede visitarse al finalizar todo el recorrido.
El tour se inicia en el punto donde se encuentra el contrato de arrendamiento de la cervecería firmado por Arthur Guinness, con una duración de 9000 años.
Desde ahí se accede a una galería donde se muestran los ingredientes necesarios para elaborar la cerveza: cebada, lúpulo, malta, agua..
La siguiente sección muestra el proceso de elaboración que utiliza Guinness para producir su cerveza. La muestra incluye artilugios antiguos, así como vídeos que muestran los modernos sistemas utilizados hoy en día.
Otra parte de la exposición recoge los diferentes medios de transporte utilizados para llevar la cerveza Guinness a cualquier punto del globo.
En la siguiente planta se encuentran las salas de degustación, donde se puede probar una pequeña muestra de Guinness después de recibir una pequeña explicaciones con las notas de cata.
Antes de entrar en la Academia Guinness puede visitarse una muestra con los símbolos más icónicos de las campañas publicitarias de la marca irlandesa.
En la Academia Guinness, te enseñan a tirar una pinta de su cerveza y he de decir que fue la mejor pinta de Guinness que he probado nunca (no creo que sea porque la tire bien)
Finalmente, en el piso más alto pueden disfrutarse de unas maravillosas vistas de la ciudad desde el Gravity Bar mientras te acabas tu pinta de Guinness.