El último bank holiday antes del verano ha sido la fecha elegida para visitar la isla de Wight. Esta isla se encuentra frente a Portsmouth, en el canal de la Mancha.
No es muy grande y puede recorrerse en un par de días si alquilas un coche allí, donde es más barato que en Portsmouth o alguna otra ciudad cercana. La llegada a la isla se realiza en ferry aunque también existe un servicio de overcraft.
En todo caso, el ferry tiene dos rutas, hacia Fishbourne si ya se va con coche o hacia Ryde. Una vez en Ryde se puede tomar el tren que recorre la mitad de la isla y con él llegamos a nuestro destino: la localidad de Sandown, en la costa occidental de la isla de Wight.
Sandown tiene varias playas y la principal dispone de un pier. El pier es el famoso muelle que se ve en las películas. Normalmente están construidos de madera y sobre ellos se colocan atracciones y cafeterias. En el caso de Sandown dispone de un pequeño salón recreativo como añadido.
En los hoteles de la fachada marítima se puede comer bastante bien, ya que casi todos tienen un pub en la planta baja. Otra de las zonas a visitar cercana a Sandown es el Culver Down, un acantilado de paredes blancas que separa esta localidad de Bembridge.
La primera excursión por la isla fue para visitar el castillo de Carisbrooke a las afueras de Newport. El castillo de Carisbroke se encuentra en el centro de la isla y se erigió durante la Edad Media.
Durante siglos siempre ha aguantado todos los asaltos, los provenientes desde Francia e incluso los de la Armada Invencible española. A pesar de ello, el castillo es conocido porque el rey Carlos I de Inglaterra estuvo encarcelado en él.
Ya en el siglo pasado, la princesa Beatriz, hija de la reina Victoria estableció en el castillo de Carisbrooke su residencia de verano y fundó el actual museo, construyó un pequeño jardín y ayudó al mantenimiento general del recinto.
El castillo también dispone de una pequeña capilla, dedicada a St Nicholas in Castro y reconstruida en 1904 en memoria del rey Carlos I. Actualmente, esta iglesia, también es el memorial de la IIGM en la isla.
Siguiendo con la ruta por la isla y tras visitar el centro de Newport para tomar un chocolate, llego la hora de recorrer Cowes. Sinceramente, la High St de Cowes es un lugar para pasear tranquilamente, que transmite la sensación de villa marinera a cada paso.
La calle principal recorre toda la franja costera desde prácticamente el paso hacia East Cowes hasta el castillo de Cowes, en una gran explanada que nos situa frente a la entrada de la ría de Southampton y en el extremo oriental del estrecho de Solent que separa la isla de Gran Bretaña.
Después de comer la mejor hamburguesa (hecha con carne de vacuno de la isla) que he probado en mucho tiempo, había que ver el extremo occidental de la isla de Wright. A mitad de camino, una parada, en Yarmouth, donde se celebraba una pequeña feria al aire libre.
Y en el extremo oriental de la isla de Wright se encuentra el parque de The Needles. The Needles Park me recordo bastante a Land’s End en Cornwall. Aunque aquí, entre los acantilados hay una playa a la que se puede bajar en telesilla y desde la que tomar un pequeño bote que recorre la zona costera próxima.
Como curiosidad, en este punto de la isla estuvo Marconi a finales del siglo XIX realizando algunos experimentos en su estación de telégrafo. Desde The Needles a la pequeña bahía de Freshwater, con una pequeña playa de piedra.
Y desde Freshwater, seguramente, la ruta que más me gusto de toda la isla, porque tomando la carretera A3055 (definida como Military Rd en los mapas) se bordea toda la parte sur de la isla de Wright.
Únicamente algunas granjas y cottages hacia el interior, la costa en el otro lado de la carretera, con el canal de la Mancha como fondo. La estampa perfecta para ver un amanecer. Y finalmente el lugar de destino, el punto más meridional de la isla, el faro de Santa Catalina.
Para terminar de bordear la isla, siguiendo la misma carretera, se atraviesa Shanklin y Lake. La primera localidad aún conserva un gran número de casas con el tejado de paja o ramas, algo que parece tradicional en la isla.
Finalmente, el día siguiente y antes de tomar el ferry de vuelta a Portsmouth pude dar una vuelta por Ryde, la verdad es que tampoco le encontre demasiado atractivo quitando la zona del pier, uno de los primeros en construirse a comienzos del siglo XIX, donde llega el ferry.
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