Aprovechando que es una de las candidatas a la mayoría de los premios técnicos o secundarios de los Oscars esta semana ha tocado ver Mad Max: Fury Road. Se trata de una nueva historia dentro del universo Mad Max, creado por George Miller y Byron Kennedy a finales de los años 70.
Mad Max nos sitúa en un futuro post-apocalíptico tras una guerra nuclear global que ha arrasado gran parte del planeta. Los supervivientes intentan sobrevivir en un mundo donde impera la ley del más fuerte y donde las comunidades se agrupan alrededor de los escasos recursos naturales que han sobrevivido a la catástrofe.
Como Mel Gibson está ya un poco oxidado para dar vida al héroe de la película, Max Rockatansky es interpretado en esta ocasión por Tom Hardy, que también aparece en The Revenant. Además, en está nueva aventura de Mad Max, le prestará su ayuda Imperator Furiosa, interpretada por la actriz Charlize Theron.
De nuevo Max se verá envuelto en una lucha dispar contra uno de los tiranos erigidos tras la debacle nuclear. En este caso controla una fuente de agua, además de tener cerca una explotación de combustible y una granja de alimento.
Max es capturado por sus huestes y el objetivo es utilizarlo como escudo humano en uno de sus vehículos, pero se ve envuelto en la traición que Furiosa lleva a cabo para liberar a las esposas esclavas del tirano.
Al igual que ocurría con las películas anteriores, a partir de ese momento se desencadenará una auténtica batalla campal sobre ruedas en la arena del desértico mundo post-nuclear. Algunas de las escenas de esta persecución y los choques que se producen son realmente espectaculares.
Mad Max: Fury Road destaca por su edición y ambientación, sobretodo en los vestuarios que ya han recibido el premio BAFTA de este año. Otro aspecto destacado es su banda sonora, producida por el productor holandés Junkie XL.