Gran parte de la visita a Madrid que hice este fin de semana la dediqué a visitar el Museo Arqueológico Nacional, una joya que se encuentra en el mismo edifico que la Biblioteca Nacional, en las inmediaciones de la Plaza de Colón.
Aunque la colección de piezas no puede compararse con la del British Museum de Londres, el Museo Arqueológico Nacional destaca por la disposición y exhibición de las obras, mostrando reproducciones que pueden ser tocadas y manteniendo un orden cronológico más que temático.
Como es de esperar en un museo arqueológico, gran parte de las colecciones corresponde a los períodos comprendidos entre la Prehistoria y la Edad Antigua. Se cubren prácticamente desde los primeros restos de homínidos hasta el final de la Hispania Romana.
En la sección de la Prehistoria destacan multitud de elementos hallados en diferentes puntos de la península, sobretodo en la zona norte, el Levante y la zona sur.
Restos de distintos tipos de homínidos que marcaron la evolución hasta el Homo Sapiens, así como utensilios usados por estas especies y primeros grupos humanos.
La parte destinada a la Protohistoria es bastante amplia, dado el crisol de culturas que florecieron en lo que hoy es España: íberos, tartesos, celtíberos, etc.. seguramente sea donde mayor cantidad de objetos se pueden observar y sin lugar a dudas, los más llamativos y conocidos.
En esta sección se encuentran las damas iberas: la Dama de Elche, la Dama de Baza y la Gran Dama Oferente. Representaciones animales o mitológicas, como los Toros de Baena o la Bicha de Balazote. Los toros talayóticos del Santuario de Son Corró en las islas Baleares o los tesoros tartésicos.
Una parte importante de esta sección también corresponde a restos fenicios (sobretodo del sur de la península donde estaban las ciudades de Gadir y Malaka) griegos y púnicos (dado que Cartago controló parte del Mediterráneo Occidental)
La Hispania Romana está representada por un gran número de esculturas, restos de utensilios de uso común, armas, mosaicos, restos arquitectónicos, etc.. Me llamaron la atención los grandes murales de mosaicos pegados pieza a pieza en amplias salas del museo.
De la Edad Media destacan tanto los restos visigodos, como el Tesoro de Guarrazar, las muestras de arte andalusí y por supuesto las de arte cristiano que están representados por restos de partes de edificios, elementos religiosos como el Crucifijo de don Fernando y doña Sancha o el Bote de Zamora, una obra en marfil realizada en los talleres de Madinat al-Zahra.
El Museo Arqueológico Nacional tiene también una pequeña sección con restos de las civilizaciones de Oriente Próximo, Egipto y Nubia y la antigua Grecia.
Es importante destacar en este punto, que también hay dos secciones didácticas donde explican la importancia de la arqueología y la conservación del patrimonio, así como la historia del propio museo y como ha obtenido parte de sus obras.
Creo que este punto didáctico y educativo es un plus que le ayuda a paliar la falta de importantes piezas internacionales (no se ha robado y expoliado a otros países como sí sucede en los grandes museos ingleses o franceses) y de hecho, en muchas secciones hay replicas de obras que se encuentran en sus puntos de origen (tal vez algún día suceda lo mismo con la Dama de Elche)
Por último, el Museo Arqueológico Nacional también tiene una pequeña sala con elementos de la Edad Moderna, bastante reducida y una sección dedicada a la numismática, algo bastante recurrente en este tipo de museos, dado que las monedas son, sin lugar a dudas, los restos más comunes en los yacimientos (y eso a pesar de que gran parte de la colección desapareció durante la Guerra Civil)