Afortunadamente, este año está llegando a su fin, pero a modo de resumen de este 2020, los aspectos positivos y negativos de un año que siempre permanecerá en nuestras mentes.
Me había planteado el 2020 como un año para disfrutar, de la llegada de mi hija, de los momentos previos y de los posteriores.
Lamentablemente, el dichoso coronavirus ha dado al traste con cualquier plan que se pudiera tener. Nos hemos pasado, prácticamente, medio año encerrados en casa.
Eso también ha hecho que acabe teniendo unos sentimientos más negativos si cabe sobre dónde y cómo vivo, cosa que entra en la dinámica general del año que dejamos atrás.
Si algo podía ir peor que en 2019.. pues ha sido así. Es el camino, como dirían en The Mandalorian.
Es tal la negatividad que destila este 2020 que es la segunda vez que tengo que escribir esta entrada. Después de 40 minutos escribiendo se borró todo en el editor de WordPress.
Cosas del 2020.
Aún así, empezaba el año con total normalidad, conociendo que mi segundo hijo sería una niña. Comiendo y disfrutando de la vida.
Visitas a familiares, celebraciones.. un viaje para conocer Palma de Mallorca.
Y mientras hacía planes para celebrar las Fallas en Valencia y disfrutar de mi primera Semana Santa en Baena, explotaba la pandemia y nos encerraban en casa.
Fue el momento de sacarle partido a todo el arsenal de libros, series, videojuegos, películas, cervezas.. o potenciar nuevas aficiones, como la cocina.
El problema es que el teletrabajo y la falta de interacción social empezaban a pasar factura.
También tuvo consecuencias el confinamiento en este espacio. Se incrementaron las publicaciones, escribir en Mareos de un geek se convirtió en una vía de escape.
Afortunadamente, llegó el verano, el nacimiento de mi hija estaba cada vez más próximo y al menos pudimos salir a la calle a estirar las piernas antes de que llegará la pequeña de la casa.
Un parto duro, un anuncio inesperado y la crisis de los 40 hicieron que el verano se pasará rápido, pero no fuera todo lo reconstituyente que tenía que ser.
Al menos, en septiembre, me volví a plantear las cosas de manera más seria. Además de las visitas al hospital, con mi hija, que ya se han convertido en rutina. Iba a añadir a mi calendario un par de días de entrenamiento personal, las rutinas de Fuertafit+ y la consulta quincenal con un nutricionista.
Eso me ha ido manteniendo activo y motivado, porque desde octubre hemos estado con nuevas restricciones y limitaciones.
Tuvimos que volver a las costumbres caseras, aunque las escapadas al entorno de Marbella se han agradecido.
Ha sido un año de mucho manga y anime, anuncios de Apple, dos discos por parte de Paul van Dyk.. en realidad no ha sido tan negativo.
Incluso puse en marcha una lista de correo para contar algunas cosas que no tengo tiempo de poner por aquí.
Mañana publicaré mis propósitos para el 2021, que por supuesto, espero que sea mucho mejor que 2020, es lo que se espera el primer día del año.